“Hemos provocado la furia de los elementos y de los demonios eléctricos”


Una curaduría de Pedro Adrián Zuluaga

1925. Interior noche profunda. En un hospital siquiátrico de Uppsala (Suecia) se encuentran el inventor Carl Akerblom, el profesor Vogel y las esposas de ambos (Pauline y Karin). Juntos, planean una hermosa venganza contra el encierro y el disciplinamiento: la primera película parlante —con sonido en vivo— de la historia, mezcla descabellada de cine silente y teatro. El experimento exige ir más allá de lo conocido. Es una incitación a la aventura radical. Pues si hemos sido condenados al horror de la existencia y el hundimiento (la muerte y sus antesalas) nos espera a todos, al menos podemos llevar hasta el extremo las posibilidades de la imaginación. Esa es nuestra única libertad.

Esta curaduría bebe del manantial de ideas que brota de En presencia de un payaso. La penúltima película de Bergman acompaña el trayecto de esos cuatro amigos —ayudados por un proyeccionista doliente que tose sangre— temporalmente redimidos por un cruce entre magia, tecnología, arte y locura. La función de la primera película parlante es devorada por las llamas. “Hemos provocado la furia de los elementos y de los demonios eléctricos”, dice Vogler. Pero “tenemos hermosas velas, comida y bebida… y la estufa de calor. Tenemos música. Nos quedaremos aquí sentados y dejaremos que el drama cobre forma en nuestro círculo”.

Como los personajes de esa película de Bergman, también ustedes están invitados a permanecer juntos —a pesar de la oscuridad reinante— y a entrar con los ojos abiertos en un grupo de películas sin fronteras geográficas ni temporales. Cada una de ellas reivindica la fuerza del espíritu humano en las condiciones más adversas, indaga en líneas de fuga y muestra que no hay un único mundo posible. Sí, aprendimos que la locura, la enfermedad, la soledad o la pobreza extremas hacían tambalear el universo simbólico compartido. Para evitar esa caída en las tinieblas nos inventamos la ley: control de la imaginación y sujeción del deseo, captura de la palabra y aprisionamiento de los cuerpos. 

Pero ¿qué pasa si miramos de frente al abismo, si escuchamos con atención el ruido y la furia de la materia, si obedecemos menos y transgredimos más, si —en fin— nos quedamos a pesar del aparente cierre de la función? ¿Qué tienen en común Woyzeck, Teresa de Lisieux, Pierre Rivière, Darío Lemos, Pasolini, Foucault, Fernando ‘La Larva’ Córdoba o Leopoldo María Panero con ese Schubert aterrorizado que invoca En presencia de un payaso ? Acaso que se despertaron un día y vieron una llaga extendiéndose, donde antes solo había un enrojecimiento; tuvieron una visión de las últimas cosas. Parricidas, incestuosos, santas, caníbales, poetas malditos, príncipes del escándalo nos envían —pese a todo— señales de estremecimiento y alegría, nos llaman desde su otra orilla con una sonrisa seductora y nos invitan a seguir la senda menos transitada. Tal vez ella nos conduzca ante las puertas no de la ley sino de la percepción.

En estas películas, de corta y larga duración —en todas ellas el tiempo es intensidad e inquietud—, los “demonios eléctricos” se disponen en nuevas combinaciones para producir una explosión: imágenes que arden, ideas que queman y que nos recuerdan que el cine fue posible gracias a una combinación de ingenio, deseo y transgresión. Vencer la ley natural de la muerte y la caída, así sea de manera provisional como lo hace el cine, no es poca cosa. El cine es una locura que, como Bergman lo sabía y lo dijo, nos lleva directo al “penumbroso recinto del alma”, y junto a la extensión del horror nos entrega también la gracia y la belleza.

Fotografía tomada de https://facartes.uniandes.edu.co/

Largometrajes

1. La transgresión

Yo, Pierre Riviėre, habiendo matado a mi madre, mi hermana y mi hermano

René Allio, Francia, 1976
2. Calibanes y caníbales.

Pocilga

Pier Paolo Pasolini, Italia, 1969
3. La locura como herencia

El desencanto

Jaime Chavarri, España, 1975
4. El parloteo del mundo.

Woyzeck

Werner Herzog, Alemania, 1979
5. Hemos liberado los elementos.

En presencia de un payaso

Ingmar Bergman, Suecia, 1987
6. Santidad y locura.

Teresa

Alain Cavalier, Francia, 1986
7. La locura como última inocencia.

Arrebato

Iván Zulueta, España, 1978
8. La realidad es la principal alteración

Bicho de siete cabezas

Laís Bodansky, Brasil, 2001.

Cortometrajes Colombianos

Programa 1: Oscar Campo, el visionario

Recuerdos de sangre

1990

Un ángel subterráneo

1991

El proyecto del diablo

1999

Programa 2: Medellín me mata Un sueño (no) recuperado

Darío Lemos: Un retrato

Víctor Gaviria  1989

Clemencia

Santiago Andrés Gómez 1997

Son of Sodoma

Theo Montoya 2020

La frontera del sueño

Esteban Sanz 1957