Ninguna forma de arte va más allá de la consciencia ordinaria como el cine, directo a nuestras emociones, profundo en el cuarto crepuscular del alma… la oscuridad en medio, el nervio óptico incapaz de registrar la oscuridad…”

Esta paradoja que narra Bergman, la magia del cine, la linterna mágica, el contrato donde domina la verdad o la psicosis (la capacidad de creer, en algún lugar intimo de la consciencia, que lo que ocurre en medio de ese juego de luces de 24 cuadros iluminados en un segundo es estrictamente cierto, aunque se trate de la más absurda ficción) y tras estos artificios del proyector y de la mente (la ruptura voluntaria del principio de realidad y todas nuestras angustias, nuestras utopías y nuestros miedos atados a cada imagen) nace la posibilidad de introducirlos en la maestria del cine y su legado de amorosos laberintos, de educarnos en la ciencia de la libertad, el arte en todas sus formas perceptivas, el cine!!!, el dispositivo mas poderoso de transformación de la subjetividad.

En medio del derrumbamiento de los paradigmas del progreso, el impacto a nivel psicobiológico de fenómenos a escala mundial, como la pandemia, el calentamiento global que amenaza la seguridad biológica del planeta (en el intento de convertir en un banco de recursos la indescibfrable materia) y la guerra que se posiciona en el centro mismo de la civilización humana y la proliferación de ultranacionalismos y neofascismos. Las rupturas del contrato social despliegan sus fracturas hacia cada individuo, cada subjetividad y cada territorio. 

En este contexto deben movilizarse todos los sectores, la ciencia y la poesía, la psicología y la cultura, el arte que hacemos los unos para los otros, el cine.

Cada elemento que posibilite la reflexión colectiva y la exploración creativa de nuestras complejidades.

Desde EL AMOR TODO LOCURA, tema bitácora para la edición número 13 de la Feria, buscamos poetizar y analizar el sentido de nuestra fragilidad y explorar las grietas de la humanidad que nos define, desde nuestras miradas infinitas, en estos tiempos turbulentos y en tránsito.

Diana Castellanos
Curadora y programadora FICMA